De dónde venimos y hacia dónde vamos

Bienvenidos!!! El ciberespacio es muy parecido a nuestro país, la República Argentina: un lugar donde todo parece posible pero la gran mayoría de las cosas son mentiras, donde nos encontramos de muchas maneras pero a la vez nos separamos de lo verdadero. Entonces, ¿por qué no usarlo para pensarnos como individuos y ayudarnos a la única búsqueda que nos es común como humanidad: la búsqueda de la felicidad?. Ojalá estemos de acuerdo, pero más deseo aún que discutamos, porque será la manera de definir entre todos un camino mejor al que venimos llevando.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Completando el cubo: La tercera C

Después de unos días alejado del blog (mucho trabajo y preparación...) retomo donde nos quedamos. Hoy es el turno de completar nuestra lista con la tercera columna, que titularemos CAMINOS. En ella pondremos a trabajar un atributo nacional por excelencia: la imaginación.
Entonces nos propondremos analizar cuáles son los impedimentos que tenemos para dirigirnos hacia la felicidad viendo en detalle las líneas que obtuvieron el puntaje más bajo en nuestra evaluación (las que aportan nada o poco).

Pero antes quiero hacer una distinción que creo importante: en el párrafo anterior anoté la frase "dirigirnos hacia la felicidad". Desde mi concepto, la felicidad es un viaje que emprendemos al nacer y que desarrollamos durante toda la vida, no un lugar al que llegamos o una situación completamente ideal que alcanzamos y de la que no volvemos a salir. A lo largo de nuestra vida en nuestro país nos encontraremos en situaciones displacenteras, tensionantes, complejas o sencillamente infelices con mucha frecuencia; si entendemos la felicidad como un estado ideal y permanente o como un conjunto de situaciones externas que armonizan nuestra vida, nos pueden pasar dos cosas: que nunca lleguemos a alcanzar ese estado, porque no se nos dieron las circunstancias que nos permitieran llegar, por lo que sentiremos que en nuestras circunstancias y en nuestra realidad como país la felicidad es imposible, o que las situaciones externas vayan cambiando tanto que ya no tengamos mapa para saber donde queda la felicidad.
Hay un tercer concepto erróneo que se encierra en esta forma de pensar: Es lo que sucede cuando encontramos un terreno propicio, cuando los números de nuestras dos columnas iniciales están en el puntaje máximo, cuando los afectos y los recursos materiales nos colocaron en una situación de privilegio; allí definiremos el lugar de la felicidad y no querremos salir de allí bajo ningún concepto, nos volveremos conservadores y nos aferraremos para que nada nos saque de nuestro paraíso particular.
Lamentablemente, los argentinos sabemos por experiencia que TODO PUEDE CAMBIAR: de la noche a la mañana, sin aviso alguno, nos podemos encontrar con que la carroza se transformó en calabaza y a ésta se la están comiendo los ratones.

Por lo tanto, creo que los nativos de este suelo tenemos que adquirir la clara conciencia que la felicidad es una opción, una manera particular de ver y entender la vida; para usar una imagen, diría que las vacaciones comienzan cuando nos sentamos en el colectivo rumbo a la playa, sin importar que el aire acondicionado no funcione, ya que esta situación es muy probable en un colectivo nacional...

Por eso, porque vivimos en la Argentina, es que tenemos que tener una tercera columna; cualquiera diría que, para una persona que tiene un buen puntaje acumulado en las dos primeras columnas le alcanzaría para ser feliz, y es cierto, sin duda alguna. Pero como hemos nacido en estas costas, los criollos precisamos un Plan B (o una tercera C), algo que nos permita reforzar los puntos flojos de la estructura de forma preventiva y nos haga conscientes de las salidas de emergencia que podemos encarar en caso que, como decimos acá, "se pudra todo".

Por eso, en nuestra tercera columna escribiremos dos tipos distintos de entradas: en los puntajes bajos apelaremos a nuestra creatividad y anotaremos qué es lo que podemos hacer nosotros para mejorar esta puntuación. Les doy un ejemplo: si algo que no aporta a mi felicidad es mi trabajo, comenzaré a pensar y anotar qué cosas puedo hacer yo para lograr un cambio en este terreno: buscar un nuevo empleo, capacitarme para mejorar en el que tengo, cambiar de rumbo laboral sobre la base de mis habilidades y talentos, etc. Cabe aquí una aclaración importante: se trata de anotar las cosas que cada uno de nosotros puede hacer, no de "qué feliz sería si mi jefe me reconociera, o me aumentaran el sueldo, o me ganara la lotería, o mi mujer se fuera de casa..."; es decir, no se trata de cómo las cosas debería ser, sino de qué cosas puedo hacer para que cambien mi situación.
En esta columna nos situaremos en protagonistas, no en testigos o víctimas de la realidad; analizaremos acciones concretas y factibles, cambios pequeños o grandes que podamos emprender para recorrer el camino de la felicidad.
Es decir, cambiamos aquí el "NO SE PUEDE" por el "ESTO ES LO QUE PUEDO HACER AHORA".

Comparto algo personal: siempre que alguien me pregunta :" ¿Cómo estás?", respondo: LO QUE ESTÁ BIEN, FANTÁSTICO; EL RESTO LO ESTOY ARREGLANDO...
Esto es para mí la más estricta verdad: es muy difícil ser argentino y contestar que está todo bien sin mentir u omitir algo: siempre habrá algún tornillo flojo en la estructura...
Pero también es una gran injusticia responder que está todo mal, ya que siempre hay algo que está bien en nuestra vida, sólo basta que pongamos el foco en eso.

Hay un viejo cuento que dice que en una calle había un perro tirado en una calle, sarnoso, rodeado de moscas, flaco hasta los huesos y enfermo. Todos se apartaban asqueados a su paso hasta que un sabio llegó hasta él, lo miró y sonrió. Uno de los discípulos le preguntó qué había visto en esa criatura lamentable que le había despertado esa sonrisa. Y el maestro respondió: ¿Has visto qué dientes tan blancos tiene?.

Bueno, comiencen a trabajar en estos caminos alternativos para mejorar los puntajes bajos, que en la próxima entrada seguimos profundizando este tema.

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