Un lector me hizo llegar un gentil y atinado comentario con respecto a lo deprimente que resultaba leer la lista de defectos argentinos (yo diría que son características, hay una sutil pero gran diferencia).
Que "leerse" acá puede resultar un ejercicio penoso que hace pensar que no se puede cambiar nada, con lo que la pretendida felicidad se hace cada vez más lejana y esquiva, ya que en estas condiciones es harto difícil perseguir algo.
Así como Peter Pan vive en el País del Nunca Jamás, nosotros venimos viviendo hasta ahora en el País del No Se Puede. Si hasta tenemos una comedia musical con el título más argentino que puede imaginarse: "Aquí no podemos hacerlo"...
Así que, antes que agarren el pasaporte o el frasco de pastillas quiero hacer una aclaración: la idea de este ejercicio en su primera etapa es trazar un mapa emocional de los argentinos, pasar en limpio una serie de características que, a mi entender, nos limitan pero sólo si nosotros lo permitimos.
Veo si puedo ser más claro: Si a usted lo llevan de vacaciones a las sierras, ¿se la pasa quejándose de la falta de mar?. Me imagino que no, estando en las sierras (y aunque no sea el paisaje que más le gusta), trata de disfrutar el momento, se come un cabrito, pasea por los ríos y arroyos y la pasa lo mejor posible (y si usted no hace esto, recuérdeme que no lo invite a mi casa...).
Esta es la idea que me anima: definir nuestro territorio emocional nos puede dar una pauta del terreno en el cual nos debemos mover, a qué accidentes nos deberemos enfrentar y qué recursos tenemos para resolver nuestras encrucijadas.
Nos falta muy poco para tener nuestro mapa bosquejado y comenzar a definir el rumbo para la búsqueda de la felicidad nacional, ya verán que el panorama se va esclareciendo, a no desesperar!!!
martes, 5 de enero de 2010
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