De dónde venimos y hacia dónde vamos

Bienvenidos!!! El ciberespacio es muy parecido a nuestro país, la República Argentina: un lugar donde todo parece posible pero la gran mayoría de las cosas son mentiras, donde nos encontramos de muchas maneras pero a la vez nos separamos de lo verdadero. Entonces, ¿por qué no usarlo para pensarnos como individuos y ayudarnos a la única búsqueda que nos es común como humanidad: la búsqueda de la felicidad?. Ojalá estemos de acuerdo, pero más deseo aún que discutamos, porque será la manera de definir entre todos un camino mejor al que venimos llevando.

miércoles, 6 de enero de 2010

El Gran Golpe: Cómo aspiramos a salvarnos

Otra de las características que nos definen es una cierta clase de perpetua esperanza, de ingenua expectativa: Siempre hay algo en nuestro horizonte que nos va a "salvar" de un sólo golpe.

Un negocio que nos saca de pobres, una idea genial que sólo tenemos nosotros y que alguna vez pondremos en práctica, un golpe de fortuna que nos saca de perdedores de una sola vez y para siempre.

El objetivo nacional es ser millonario, no tener que trabajar nunca más, vivir de rentas y que nuestra vida transcurra a partir de allí como si nos mudáramos a Disneylandia.

Todos los argentinos conocemos a alguien (o conocemos a alguien que conoce a alguien) cuya historia nos cuenta que "el tipo no tenía un mango pero un día....(y acá se completa la leyenda particular: "le dieron unas tierras fiscales que no valían nada y se la compraron en varios millones de dólares" o "se le ocurrió lo de los call center, puso uno y se llenó de guita" o " compró una videocassetera robada y adentro se encontró cien mil dólares" o "el tipo era una rata pero se casó con una mina de mucha plata, el suegro se murió y él quedó a cargo de todo" o "no, pasa que éste era amigo desde pibes con un político que lo acomodó en unos negocios y se paró para toda la cosecha"; al menos son algunas de las que yo he escuchado, cada quien tendrá su propia colección).

Todas incluyen un componente milagroso: un momento de iluminación, un fulano que te salva, un golpe de suerte...

Yo diría que Roberto Arlt fue quien transcribió este mito nacional de la mejor y más descarnada manera. El cuenta que Erdosain caminaba por un barrio de mansiones elegantes mientras pensaba: "Ahora va a salir de alguna de estas casas un millonario que me debe estar mirando por su ventana y me dirá: usted tiene la mirada de un hombre que sufre, dígame en qué puedo ayudarlo. Entonces él le contaba de su invento (la rosa de cobre), el millonario se lo financiaba y Erdosain salía de su oscuridad y miseria para siempre.

O, en un terreno menos existencialista y mucho más gracioso, el Negro Fontanarrosa en su cuento "Los Especialistas", donde narra la charla entre dos habitués del bar El Cairo, que siempre traen en carpeta el "negocio salvador": una cadena de estaciones de servicio para autos eléctricos o la construcción de un centro recreativo, con hotel 5 estrellas y helipuerto, en las islas del Paraná, para lo cual "ya están los inversores, viste que los europeos están mucho con el tema de la ecología...", para terminar intentando vender un aviso en una revista barrial...

Lo mejor del caso es que en los dos ejemplos literarios los protagonistas se creen verdaderamente la posibilidad, están convencidos que es posible la salvación automática; estos geniales autores sólo tomaron algo que circula en nuestro inconciente colectivo y lo pasaron a palabra escrita.

Esta idea solemos trasladarla también al terreno político y social; siempre tenemos la esperanza (y casi siempre la transformamos en expectativa) que el gobierno que asume "nos va a salvar", que el hombre providencial de turno traerá las políticas que nos van a favorecer de inmediato; tal vez esto nos venga desde los lejanos tiempos del peronismo, cuando aparecían en las casas argentinas los panes dulces, las máquinas de coser y los vestidos de novia que el pueblo necesitaba, además de las vacaciones, el trabajo o la casa propia.

Tal vez entonces se incorporó en nuestro código genético criollo la desmesurada espera de La Salvación.

El problema es que esta manera de pensar nos declara impotentes, sólo queda esperar que el Gran Milagro Nacional se realice (o que lo realice otro...); si no pasa, la culpa no es nuestra sino del "Otro" que no hizo lo que tenía que hacer o la mala suerte que no nos deja alcanzar nuestro destino de grandeza...

Bueno, los dejo por hoy, tengo que ver los resultados del Quini 6...

1 comentario:

  1. Bueno, somos un país católico no?. Por qué no esperar un milagro? ;)

    Te olvidaste del reverso de esto, cuando ocurre algo por esfuerzo, por ejemplo médicos salvan a alguian, titulan "milagrosa recuperación", cuando alguien tiene una destreza notable "qué HDP"! cómo juega/baila/canta.

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